Sólo es un sedundo, sólo es un instante.
Pozo ocuro, angusitioso
ávido de felicidad, hambriento,
maligno, mandatario merodeante
mantiene el alma apresada;
rasgada, rota, perdida, maltratada.
Desorientada en sí misma,
aturdida ensimismada;
fluyendo inexorablemente hacia
las sombras melancólicas, aullantes.
pierde la esperanza de la salvación,
enloquece con la tormentosa desesperación.
Se deja llevar por la marea mareante,
se deja arrastrar por el viento incesante.
Viento frío que se lleva la razón,
las palabras, los pobres pensamientos
apaleados por la pálida pena pesarosa.
Viento ardiente que se lleva la ilusión,
la tranquilidad, la serenidad silenciosa;
sosegada, segura en su silencio.
Viento que traspasa, que hiela,
que congela, que mata, que muere existiendo.
Alma desgarrada, hundida,
que llora, que evita, que existe muriendo.
La oscuridad gana terreno,
reinando en la yerma tierra del corazón.
Un corazón roto, vacío descascarillado,
un corazón perdido, exprimido, humillado.
Sólo es un segundo, sólo es un instante.
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