
Esta novela relata las aventuras amorosas de Elinor y Marianne, dos jóvenes hermanas de la burguesía inglesa del s. XIX.
Junto con su madre y hermana pequeña, deben mudarse a una modesta casa de campo y abandonar su mansión, ya que su padre muere y pasa a ser propiedad de su hermanastro, de buen corazón pero muy tacaño. En este corto período de transición y mudanza, las Dashwood conocen a Eduward, un joven tímido, reservado, encantador e inteligente de quien poco a poco Elinor, la mayor de las hermanas, se va enamorando, pero desde una postura racional y comedida, de acuerdo con su habitual carácter.
A partir de ese momento, las hermanas van lidiando con sus
respectivos sentimientos, las alegrías y las desilusiones y desgracias del
amor, mientras que su vida transcurre entre las habituales aficiones,
compromisos e intrigas de su clase social, tanto en su nueva casita de campo
como en la capital.
Es una novela densa y un poco complicada de leer en algunos
tramos, aunque plasma muy bien todos los tópicos de la burguesía londinense del
s. XIX. En sí, la trama no es complicada y es muy predecible, pero si se
disfruta del género romántico es totalmente recomendable. Los enredos entre
todos los personajes están muy logrados, si bien considero que se percibe un
exceso de dramatismo y carencia de acción, por lo que resulta un poco pesado. Personalmente
me gustó bastante, y lo incluyo en la lista de libros clásicos que se deben
leer.
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